31 de octubre de 2011

sobrevolamos

La duda cancela tu inhibición mientras revive la brisa que tu aliento genera al explorar la dulzura de mis labios.
Notas del pasado emergen en el ambiente, una caravana de sonrisas te hacen pensar y el vértigo ruge en el aire.
Nuestros ojos se encuentran y veo adentro, ahí donde el futuro es incierto y se eclipsa la razón.
Saboreo la locura que gime tu boca y canto la canción del nexo, festejos de color.
Nadamos en la pulsión, empapándonos en secretos deseos y sentimientos plásticos.
La grandeza me envuelve, el ego mama la reacción y sonríe ante la obediencia de la raza.
Sobrevolamos en este juego animal que todo lo puede. Turbulencias mecánicas hacen que llames a Dios, cabeza de un dogma que desaprueba el acto.
El fuego sube el calor y hasta los dientes transpiran. Se quema mi cuerpo con tu toque y disparamos al unísono caricias sinfónicas.
Tranquila, no dejaré que el reloj se apague, tengo tiempo hasta el fin de lo posible. Mantendré la quietud aprisionada hasta que jadees de sed y dejen de arañar tus uñas.
No entran preocupaciones ni problemas, hipnotizada remodelamos tu interior con todas las flores que nacen del ideal.
El alma es un lugar solitario para habitar, tomaré tu mano cuando el éxtasis llegue y quieras dormir.
Una ecografía sensorial revela lo oculto, le escapás a la palabra pero el corazón devela lo divergente que te compone, esos temores que intentás no creer.
Este momento parece irreal, soñamos despiertos el erotismo corporal que junta la piel.
Tu cuerpo a contraluz me droga, comienzo a girar y las paredes se quiebran, un temblor anuncia el pasaje, embriagándome con tu sol.
Espasmos de verbos prohibidos cortan el espacio y oigo tus coros acompañándome en el aire.
Una última resistencia cae y saltamos juntos en libertad, soltándonos a merced del aire.

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