5 de diciembre de 2008

camino sin retorno

Los pasos se dan por si solos mientras avanzo en el camino, medio ancho, medio angosto, que me depara un lugar que no logro descifrar si es soñado o si es real.
Volteo rápidamente y observo una figura que en mis recuerdos es borrosa, al igual que casi todo mi alrededor, excepto el camino.
A los costados veo el pasto verde, las tímidas flores, la densa tierra.
Todo es borroso pero sigo, preocupándome por el camino.
Con la persona a mi lado converso, de temas indescifrables hoy en día, tal vez la charla no era relevante, tal vez la charla era pobre.
Camino por inercia sin dirigir los pasos que siguen por el interminable camino.
Lo estoy soñando o es real?
Al lado pasa gente que vuelve del final del camino, gente despreocupada, metida en sus charlas, sus pensamientos, sus vidas.
La charla con la persona a mi lado sigue mientras el camino se aclara, pero mi alrededor se nubla.
Pasan niños andando en bicicletas y patines, que con sus gritos y sus sonoras risas impregnan el ambiente de alegría, de vida.
Finalmente llego al final del camino.
Mis ojos recorren nítidamente los alrededores del circulo mientras avanzo una vez mas, con esta persona a mi lado.
Hay gente, apoyada en las temblantes barandas de madera, que con su color desteñido y su aspecto añejo dan a conocer la vejez del lugar, el descuido del mismo.
El lugar es circular, el piso es de ese cemento repleto de pequeñas piedrecitas que hacen ruido cuando las pisas, algunos yuyos se asoman desde las aberturas del suelo, el lugar es viejo.
La vista da al río, que se encuentra bastante pacifico y adormecido.
Avanzo y volteo.
Las imágenes son borrosas y el ambiente tiene sabor a fin, la persona a mi lado se transforma en una mancha negra que me mira fijamente.
Sin embargo no vuelvo, y no despierto, o al menos no recuerdo haberlo hecho.
El camino no tiene retorno, o al menos yo, no lo supe recorrer.

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