22 de diciembre de 2008

insanía

Pendulando en el borde del abismo se encontraba el hombre cuya pena teñía de gris la atmósfera de su turbio alrededor donde los sonidos se callaban y las cosas parecían detenerse.
Caminaba, dejando caer inércicas lagrimas que humedecían su cara a medida que daba los titubeantes pasos en el precipicio mental.
La cordura y el orgullo se extendían como haciendo equilibrio a la gravedad que parecía querer empujarlo hacia el vacío que se encontraba a su costado.
El hombre giraba al llegar al fin del angosto camino y volvía sobre sus pisadas, equilibrándose entre el precipicio y la acera.
Caminaba y caminaba, tambaleándose en el rasposo borde que lo invitaba a patinarse y dejarse caer en el vértigo.
El hombre sollozaba mientras su mente luchaba.
De repente le venían visiones, un cuarto, oscuro con paredes alfombradas y una pequeña ventana de la cual provenía la única luz que había en la habitación. No podía mover sus manos pues estaban atadas con prisioneros nudos y la desesperación inundaba el lugar. Cerraba y abría los ojos y se veía se vuelta en el gris camino con la eterna caída a su costado.
Las lagrimas lo llenaban y le hombre comenzaba a caminar nuevamente. La pelea la estaba ganando la insania.
Nuevamente una reacción del hombre y volvía a situarse en aquel pequeño cuarto de paredes confortables y gritaba. Sus gritos eran respondidos por un inmenso guardia que lo silenciaba con palabras poco gratas y el hombre se desesperaba, soñaba?
Sentía un mareo y volvía al camino.
Su mente se enmarañaba y peleaba entre si misma, lagrimas y sonrisas, tristeza y alegria, vida y muerte, quien ganaría?
Sin pensarlo demasiado se acerca al borde y comienza a tambalearse.
Mira para abajo y ve el colosal paisaje, los arboles, los caminos, el campo, las estancias, el lago, los pájaros, la vida.
La mente se tensa cuando siente la sensación de deseo del hombre, y justo cuando siente que el final se acerca el hombre da un largo respiro y sonríe.
La mente se relaja y siente la victoria.
Y el hombre, burlando su cordura, salta.

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